Sunday, December 03, 2006
Cd. Juárez Chih., México - hoy es: 3 de Diciembre del 2006
Crisis política
3 de Diciembre del 2006
Actualizado: 3:53:26 AM hora de Cd. Juárez
Víctor Orozco
En los actos de transmisión del poder estatal, la violación de las formas legales y aun de algunas que son meramente protocolarias, siempre representa la punta de un iceberg bajo la cual se oculta un grave desequilibrio en las instituciones y un desplome de la capacidad del gobierno para ejercer a cabalidad sus funciones. La citadísima sentencia de Jesús Reyes Heroles, en política la forma es fondo, cobra en este terreno su más completo significado. Cuando se rompen las formas, muchas de ellas consagradas en los textos constitucionales, puede ser que se asome la cabeza de un golpe de Estado o la de otra calamidad parecida. En cualquier caso, algunas de las perniciosas consecuencias específicas en que se traducen estas rupturas son: falta de credibilidad interna, insolvencia política para concertar acuerdos, debilidad en el ámbito de las relaciones exteriores, vulnerabilidad ante los llamados poderes fácticos (léase grupos monopólicos, medios de comunicación, cúpulas eclesiásticas, entre los más connotados) y desde luego, ineptitud para desarrollar genuinos programas sociales.
El 1 de diciembre, durante la toma de posesión de Felipe Calderón como presidente de la República, tuvieron lugar varias trasgresiones de este tipo, que revelan una de las más graves crisis políticas que el país ha sufrido en décadas. El detonante fue la toma de la tribuna del Congreso de la Unión por la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional, la cual presuntamente se adelantó a los diputados del PRD. A su vez, la gresca en San Lázaro constituyó uno de los últimos eslabones de una larga cadena en la que se integran la desaseada elección del 2 de julio y la insólita sentencia del Tribunal Electoral que constató las graves violaciones a la ley durante los comicios y luego declaró válidos a los mismos. Otro de estos acontecimientos inéditos, al menos desde los años del maximato callista, fue la entrega anticipada del poder por el presidente saliente. A Vicente Fox le faltaron 10 horas para concluir el período de su encargo constitucional, puesto que según la Constitución aquél dura seis años, que se cumplían el 1 de diciembre a las 10 de la mañana que fue cuando tomó posesión en el año 2000. En ese tiempo, más precisamente de las 0 a las 9:50 horas, el Poder Ejecutivo federal estuvo legalmente acéfalo, puesto que el presidente entrante requiere rendir la protesta constitucional para entrar en funciones.
Tres minutos antes de esa hora, Felipe Calderón ingresó al recinto parlamentario valido de la fuerza armada y llevado casi en andas hasta la tribuna del Congreso de la Unión por soldados que ejecutaron a cabo una operación militar. En dos minutos, sin siquiera esperar a que el presidente del Congreso le diera la palabra, pronunció la protesta legal para salir del recinto parlamentario como entró: en medio de los soldados.
Entretanto, la capital de la República fue sometida a una especie de ocupación militar y policiaca, que no pudo impedir la concurrencia al zócalo de una multitud que otra vez lo llenó en protesta por la imposición y que luego marchó con rumbo al Auditorio Nacional, encabezada por Andrés Manuel López Obrador. De este evento, como es usual, sólo dieron cuenta en el momento las televisoras extranjeras, para otra vergüenza de los noticieros mexicanos. Al parejo se realizaron actos similares en un gran número de ciudades en toda la república. De visita en San Cristóbal de las Casas, a donde nos encontramos algunos profesores de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, asistiendo al X Congreso Internacional sobre Fronteras y Globalización, pude presenciar una de estas manifestaciones que protagonizaron unos 1,500 ciudadanos, el grueso de ellos indígenas de las comunidades chiapanecas.
Quizá muchos de los estrategas del gobierno de Felipe Calderón y él mismo, consideren que basta poner en marcha los organismos estatales para que al cabo de un tiempo el gobierno adquiera carta plena de legitimidad. Lo primero que se aseguraron fue el apoyo del ejército. Simbólicamente, las fuerzas armadas protestaron fidelidad a la nueva administración, en un acto que sumado a la abrumadora presencia militar busca intimidar o inhibir a los inconformes. A pesar de todo ello, lo sucedido en todo el país el 1 de diciembre, no augura un panorama de consolidación, sino de permanentes confrontaciones. Llevar más allá de los desfiles y las paradas militares a las fuerzas armadas, para emplearlas en la represión política, como parece ser la intención, es jugar con pólvora, establecer las premisas para una guerra civil en cuyo fuego se consumirían todos los contendientes y que dejaría postrada a la nación. Ya lo había dicho Talleyrand a Napoleón, en otra citada expresión: …las bayonetas, Sire, sirven para todo, menos para sentarse en ellas. De seguro, Calderón, con sus adulaciones y promesas a la tropa, piensa que puede afianzarse en el poder, pero el camino que abre con la táctica de meter en el conflicto a las fuerzas armadas, puede ser su politización y su escisión. Ambos resultados sumamente nefastos para la estabilidad social y para la salvaguarda de la soberanía nacional.
Hasta hoy, los actos con que se inicia este gobierno, de manera principal por los antecedentes de los principales miembros del gabinete, muestran que tendrá un carácter faccioso, que se empeñará en profundizar a cualquier precio un programa derechista en los diversos ámbitos del quehacer público. Desde tratar de acabar con la educación laica en las escuelas oficiales bajo la engañosa y contradictoria divisa de la “libertad religiosa”, hasta el uso clientelar de programas oficiales y la entrega de la riqueza colectiva a las élites que tanto daño han hecho a la nación, al poner por encima del interés general el suyo propio. En ausencia de fuerzas políticas y culturales que contrarresten estas acciones que le dan continuidad a las de Vicente Fox, tendríamos que resignarnos al dominio absoluto de la voraces oligarquías sobre toda la sociedad.
http://diario.com.mx/nota.asp?notaid=d02781a3c7dfd6b4be540ea383493e2c
Diario Digital 2003©
Crisis política
3 de Diciembre del 2006
Actualizado: 3:53:26 AM hora de Cd. Juárez
Víctor Orozco
En los actos de transmisión del poder estatal, la violación de las formas legales y aun de algunas que son meramente protocolarias, siempre representa la punta de un iceberg bajo la cual se oculta un grave desequilibrio en las instituciones y un desplome de la capacidad del gobierno para ejercer a cabalidad sus funciones. La citadísima sentencia de Jesús Reyes Heroles, en política la forma es fondo, cobra en este terreno su más completo significado. Cuando se rompen las formas, muchas de ellas consagradas en los textos constitucionales, puede ser que se asome la cabeza de un golpe de Estado o la de otra calamidad parecida. En cualquier caso, algunas de las perniciosas consecuencias específicas en que se traducen estas rupturas son: falta de credibilidad interna, insolvencia política para concertar acuerdos, debilidad en el ámbito de las relaciones exteriores, vulnerabilidad ante los llamados poderes fácticos (léase grupos monopólicos, medios de comunicación, cúpulas eclesiásticas, entre los más connotados) y desde luego, ineptitud para desarrollar genuinos programas sociales.
El 1 de diciembre, durante la toma de posesión de Felipe Calderón como presidente de la República, tuvieron lugar varias trasgresiones de este tipo, que revelan una de las más graves crisis políticas que el país ha sufrido en décadas. El detonante fue la toma de la tribuna del Congreso de la Unión por la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional, la cual presuntamente se adelantó a los diputados del PRD. A su vez, la gresca en San Lázaro constituyó uno de los últimos eslabones de una larga cadena en la que se integran la desaseada elección del 2 de julio y la insólita sentencia del Tribunal Electoral que constató las graves violaciones a la ley durante los comicios y luego declaró válidos a los mismos. Otro de estos acontecimientos inéditos, al menos desde los años del maximato callista, fue la entrega anticipada del poder por el presidente saliente. A Vicente Fox le faltaron 10 horas para concluir el período de su encargo constitucional, puesto que según la Constitución aquél dura seis años, que se cumplían el 1 de diciembre a las 10 de la mañana que fue cuando tomó posesión en el año 2000. En ese tiempo, más precisamente de las 0 a las 9:50 horas, el Poder Ejecutivo federal estuvo legalmente acéfalo, puesto que el presidente entrante requiere rendir la protesta constitucional para entrar en funciones.
Tres minutos antes de esa hora, Felipe Calderón ingresó al recinto parlamentario valido de la fuerza armada y llevado casi en andas hasta la tribuna del Congreso de la Unión por soldados que ejecutaron a cabo una operación militar. En dos minutos, sin siquiera esperar a que el presidente del Congreso le diera la palabra, pronunció la protesta legal para salir del recinto parlamentario como entró: en medio de los soldados.
Entretanto, la capital de la República fue sometida a una especie de ocupación militar y policiaca, que no pudo impedir la concurrencia al zócalo de una multitud que otra vez lo llenó en protesta por la imposición y que luego marchó con rumbo al Auditorio Nacional, encabezada por Andrés Manuel López Obrador. De este evento, como es usual, sólo dieron cuenta en el momento las televisoras extranjeras, para otra vergüenza de los noticieros mexicanos. Al parejo se realizaron actos similares en un gran número de ciudades en toda la república. De visita en San Cristóbal de las Casas, a donde nos encontramos algunos profesores de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, asistiendo al X Congreso Internacional sobre Fronteras y Globalización, pude presenciar una de estas manifestaciones que protagonizaron unos 1,500 ciudadanos, el grueso de ellos indígenas de las comunidades chiapanecas.
Quizá muchos de los estrategas del gobierno de Felipe Calderón y él mismo, consideren que basta poner en marcha los organismos estatales para que al cabo de un tiempo el gobierno adquiera carta plena de legitimidad. Lo primero que se aseguraron fue el apoyo del ejército. Simbólicamente, las fuerzas armadas protestaron fidelidad a la nueva administración, en un acto que sumado a la abrumadora presencia militar busca intimidar o inhibir a los inconformes. A pesar de todo ello, lo sucedido en todo el país el 1 de diciembre, no augura un panorama de consolidación, sino de permanentes confrontaciones. Llevar más allá de los desfiles y las paradas militares a las fuerzas armadas, para emplearlas en la represión política, como parece ser la intención, es jugar con pólvora, establecer las premisas para una guerra civil en cuyo fuego se consumirían todos los contendientes y que dejaría postrada a la nación. Ya lo había dicho Talleyrand a Napoleón, en otra citada expresión: …las bayonetas, Sire, sirven para todo, menos para sentarse en ellas. De seguro, Calderón, con sus adulaciones y promesas a la tropa, piensa que puede afianzarse en el poder, pero el camino que abre con la táctica de meter en el conflicto a las fuerzas armadas, puede ser su politización y su escisión. Ambos resultados sumamente nefastos para la estabilidad social y para la salvaguarda de la soberanía nacional.
Hasta hoy, los actos con que se inicia este gobierno, de manera principal por los antecedentes de los principales miembros del gabinete, muestran que tendrá un carácter faccioso, que se empeñará en profundizar a cualquier precio un programa derechista en los diversos ámbitos del quehacer público. Desde tratar de acabar con la educación laica en las escuelas oficiales bajo la engañosa y contradictoria divisa de la “libertad religiosa”, hasta el uso clientelar de programas oficiales y la entrega de la riqueza colectiva a las élites que tanto daño han hecho a la nación, al poner por encima del interés general el suyo propio. En ausencia de fuerzas políticas y culturales que contrarresten estas acciones que le dan continuidad a las de Vicente Fox, tendríamos que resignarnos al dominio absoluto de la voraces oligarquías sobre toda la sociedad.
http://diario.com.mx/nota.asp?notaid=d02781a3c7dfd6b4be540ea383493e2c
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