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Jorge Camil

Adiós, Vicente
Te despedimos, Vicente, no con saudades, como dirían los portugueses, con una especie de nostalgia anticipada por la partida, y mucho menos con alegría, porque dejas una secuela de división, esperanzas rotas y promesas vacías. Te despedimos con apatía, con la misma que gobernaste cuando tiraste la toalla a mitad del sexenio, tras el fracaso monumental del desafuero, un error histórico que envenenó las primeras elecciones verdaderamente democráticas y dividió a la sociedad irremediablemente; te despedimos con el mismo desprecio con el que "bajaste la cortina" después del 2 de julio, fomentando la debacle.

Nos dejas inmersos en la peor crisis política y constitucional de nuestros tiempos modernos, con un país fracturado por tu falta de experiencia y por la debilidad con la que gobernaste; un país que se prepara a navegar en las aguas turbulentas de lo desconocido, para transitar de lo que pudo ser a lo que nunca será: de Guatemala a "guatepeor".

Nos hubieras dejado en paz con los gobiernos priístas, que por lo menos nos daban estabilidad y crecimiento económico sin el cuento de la democracia. Las cifras económicas que nos muestres en tu descargo no significarán nada, cuando con ellas pretendas cubrir la desilusión, y el delito de lesa patria que significó convertir la esperanza de un triunfo electoral histórico en cenizas. ¿Quiénes te convencieron de que estabas preparado para gobernar?, porque ellos son igualmente responsables: los mercadólogos que aprovecharon la oportunidad que presentaba el río revuelto del salinismo, y el desinterés político de Ernesto Zedillo, para entregar el poder a la derecha fundamentalista que hoy, merced a tus "buenos oficios", se prepara a gobernar hasta el fin de los tiempos, o hasta que se rompa definitivamente la fibra social.

Terminas un sexenio igual a aquellos que prometiste derrotar, sólo que añadiendo a los mismos pecados de tus predecesores la traición de la confianza y la destrucción de la esperanza. Defraudaste a una nación que esperaba cosas grandes y maravillosas, hoy convertidas en polvo: la transición definitiva hacia la democracia, la estabilidad política, el crecimiento, la unidad nacional, la modernidad; valores republicanos que no se pueden sustituir con mojigaterías, ni ocultar tras el velo de cifras económicas.

Frente a la debacle de tu mandato, no puedo creer que algunos analistas políticos, basados exclusivamente en tu supuesta honradez, te auguren uno de los más altos niveles de aprobación para un ex presidente (más de 70 por ciento) aunque, por otra parte, con mucha honradez intelectual, todos deploren que esa misma cualidad, una exigencia para cualquier gobernante, no haya contagiado a los demás miembros de la familia presidencial.

Al final de tu mandato no deberías ser juzgado por lo que hiciste, que fue poco, ni por lo que dejaste de hacer, que es mucho. Tampoco se te debería juzgar por los chascarrillos y picardías con los que nos entretuviste en el sexenio, porque esas frivolidades, en medio de la crisis, te convirtieron en un gobernante sin contacto con el pueblo. Se te debería juzgar por las oportunidades desperdiciadas, los ingresos petroleros despilfarrados, las remesas malgastadas, las reformas fracasadas y las ilusiones traicionadas; se te juzgará por haberle cedido el mandato constitucional de la Presidencia a tu esposa, y por haber tolerado (tal vez alentado) sus ridículas aspiraciones presidenciales.

No voy a referirme a las reformas ni siquiera concebidas, porque jamás pretendiste ser estadista, ni mucho menos a las fracasadas, que son del dominio público. Tampoco voy a lamentar tu intervención ilegal en el proceso electoral, porque ya lo hice oportunamente en este mismo espacio. ¿Dónde quedaron los pobres, Vicente, aquéllos que para los mercadólogos que te llevaron a la presidencia constituyen únicamente uno de los "factores de la producción"? Y no pretendas aducir que la respuesta está en las cifras económicas, las cifras mágicas que convierten lo negro en blanco y viceversa. Me refiero a quienes votaron por ti en julio de 2000, esperando, como todos nosotros, que al "sacar al PRI de Los Pinos y aplastar a las víboras prietas" el "gobierno del cambio" restablecería el crecimiento económico sostenido y traería un nuevo amanecer. ¿Qué será ahora de los pobres defraudados durante tu sexenio, y defraudados de nueva cuenta durante el turbio proceso electoral en el que hundiste a su verdadero candidato? ¿Cómo pudiste permitir que fueran vilipendiados en la propaganda electoral diseñada por el pirata Dick Morris, y que aparecieran como comparsa del México violento que amenaza a la "gente bien"? ¿Qué se siente dejar el poder rechazado por el pueblo y con las manos vacías? "Out to lunch", decía el letrero que colocaste en la puerta de la casa presidencial, cuando habiendo instalado al sucesor avalado por el IFE (¡misión cumplida!) te fuiste a comer en medio del incendio de Oaxaca; a esperar tranquilamente la llegada del 1º de diciembre y el juicio implacable de la historia.

Adiós, Vicente, te dejamos en compañía de tu conciencia.
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Cd. Juárez Chih., México - hoy es: 26 de Noviembre del 2006




Derrota a Fox narcomenudeo
26 de Noviembre del 2006
Actualizado: 3:55:29 AM hora de Cd. Juárez

Aumentan operativos contra venta de droga, pero se incrementa el número de crímenes


Agencia Reforma
Distrito Federal— La Administración de Vicente Fox perdió la batalla contra el narcomenudeo.

A pesar de que durante este sexenio el número de operativos para combatir ese delito aumentó casi 27 veces, pasando de mil 718 acciones en 2001 a 46 mil 134 de enero a octubre de 2006, el narcomenudeo ha crecido en los últimos años un 20 por ciento en promedio anual, en tanto que las ejecuciones suman cerca de 2 mil tan sólo en este año, según cifras de la PGR.

Un reporte de la PGR indica que hasta el 21 de agosto se logró detener a nivel nacional a 36 mil 211 personas por delitos contra la salud, esto es 150 cada día.

Pero 8 de cada 10 que fueron remitidos a la PGR no llegaron a ser consignados ante un juez penal.

Este año, tan sólo en el Distrito Federal, el narcomenudeo ocupó el primer lugar en el listado de los 10 delitos de alto impacto, según cifras de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina.

Datos de la Procuraduría señalan que en la Ciudad de México existen más de 17 mil narcotiendas o picaderos. A pesar de ello, 6 mil 428 personas fueron detenidas pero sólo 345 (el 5 por ciento) fueron consignadas ante un juez.

El alza en acciones y detenciones para combatir el narcomenudeo está ligado a la aparición de las Unidades Mixtas de Atención al Narcomenudeo, en agosto del 2004, las cuales fueron presentadas como una herramienta para combatir a los narcomenudistas y contemplaba la integración de elementos de PFP, AFI, policías estatales y municipales con Ministerios Públicos de ambos fueros-

Sin embargo, expertos señalan que la corrupción al interior de las Policías ha propiciado su fracaso.

En tanto, el Procurador Daniel Cabeza de Vaca negó que la violencia y el narcomenudeo sean los saldos negativos que la administración del Presidente Vicente Fox le heredará al próximo Gobierno.

“Ese no es un saldo que pueda ser cargado a la administración del Presidente Fox, el problema del narcomenudeo es un problema social, un problema de salud pública, de dependencia, de autoridades locales; sin embargo, es un pendiente a atender también por la Procuraduría.

Agregó que la violencia se presenta por dos partes: la primera por la disputa de grupos delictivos por el mercado interno, y la segunda por el descabezamiento de esos grupos delictivos y la lucha entre las agrupaciones por ocupar esos lugares.

“Esa es la explicación de la violencia, por eso yo no lo calificaría como un saldo negativo, sino como un problema a atender”, argumentó el Procurador.
http://diario.com.mx/nota.asp?notaid=0c10d5f87c4e51e0f45e7726cfacfe88

Diario Digital 2003©

 
Cd. Juárez Chih., México - hoy es: 26 de Noviembre del 2006




Después del 1 de diciembre
26 de Noviembre del 2006
Actualizado: 3:58:37 AM hora de Cd. Juárez


Víctor Orozco
Casi todos los periodistas proclives al PAN, han decidido que la mejor manera de enfrentar al movimiento que encabeza López Obrador es insultar a su dirigente y buscar a toda costa su desprestigio. Decenas de burlas, apelativos, descalificaciones, improperios han llenado las páginas de los periódicos y los noticieros televisivos y radiofónicos. Desde Catón hasta Germán Dehesa y ni qué decir de Ferriz de Con, Beteta o Carlos Marín. Hay algunos informadores o editorialistas, cuyas actitudes dan pena ajena, con los rostros y los párrafos desencajados o descompuestos cuando se refieren a las concentraciones masivas en la ciudad de México o a las iniciativas políticas que surgen de este movimiento. Renunciaron hace tiempo a su tarea de informar o de reflexionar para el público, trocándola por la de golpear y tergiversar. Con seguridad, piensan que infamar al adversario una y mil veces, acabará por desaparecerlo.

Pero los hechos son tercos, no se pueden quitar con sólo negarlos o caricaturizarlos. Varios cientos de miles de personas asistieron el pasado 20 de noviembre a la ceremonia en que el ex candidato de la coalición Por el Bien de Todos fue declarado presidente legítimo. Lo siguen recibiendo multitudes en las giras políticas. Y, sobre todo, las causas que ha enarbolado siguen concitando la adhesión de las fuerzas más avanzadas de esta sociedad. No en balde estas banderas constituyen el corazón de un programa histórico, que comprende antes que todo, la lucha por las libertades públicas y en contra de los privilegios. Dicho de otra manera, por la instauración en México de la democracia, que implica establecer las condiciones para que en igualdad de oportunidades todos tengamos acceso a los bienes culturales y económicos. No la simulación o falsificación de la democracia como ocurrió con el llamado sexenio del cambio, que terminó con una trágica pifia y con una sociedad quizá más polarizada y desigual que nunca en nuestra historia.

El movimiento social que se representa en la personalidad de López Obrador, por otra parte, es sumamente complejo, variopinto en demandas y aspiraciones. Están allí las exigencias de los campesinos, de los indígenas, de las minorías, de los obreros industriales, de todos los “de abajo”, pero también de las clases medias, de los ambientalistas, de intelectuales y científicos, de los estudiantes. Inútil sería por ello, pedirle uniformidad y homogeneidad. Su fuerza reside en esta extensa base de apoyo y su mayor reto se encuentra en que pueda encauzar e integrar a todas estas porciones del viejo bloque histórico que ha hecho posible la existencia de la nación, no obstante el peso en contra que han jugado permanentemente las élites.

En las elecciones pasadas y en todos estos nuevos e inéditos acontecimientos que le siguieron, lo que se expresa es el conflicto entre dos proyectos y dos maneras de concebir el futuro de México. Pudo haberse dirimido en el terreno de las urnas, si Fox y el PAN hubiesen jugado limpio y no le hubiesen apostado a la guerra sucia y al fraude. Al meter en la cancha del juego la acción política e ilegal de organismos patronales, de empresas privadas y sobre todo de la Presidencia de la República, acabaron con la credibilidad de los resultados de los comicios, hecho que quedó más que demostrado con la sentencia emitida por el tribunal electoral. Con todo esto pasaron el conflicto del terreno eleccionario al de las luchas sociales y al de la confrontación, que pudieron evitar aún después del 2 de julio, aceptando sencillamente la propuesta de recontar todos los votos.

Los más optimistas en el campo del gobierno que inaugurará Felipe Calderón el 1 de diciembre, le apuestan al desgaste usual que sufren todos los movimientos sociales y a que éste pueda finalmente evaporarse. Algunos de los “duros” que llegan al gabinete, traen además, la mentalidad de aplicar el garrote y el fusil para aplacar a los descontentos. Son malos cálculos. La cantidad de agravios que subyacen en cada protesta social hace que brote una nueva cuando apenas se encuentra apagándose la anterior. Meter a la cárcel o agredir a los que protestan como lo ha hecho el ex gobernador de Jalisco, al parecer próximo secretario de Gobernación, será como patear a un avispero.

En el campo del “lópezobradorismo”, llamémosle así, no hay unanimidad de criterios y mal podría haberla entre gente acostumbrada a pensar por cuenta propia. Muchas preguntas flotan en el ambiente, entre otras: ¿Qué significado puede tener la existencia de un presidente que carece de la sanción legal? ¿Acaso no será Felipe Calderón y su aparato de gobierno quienes detenten el manejo de la legalidad y de los recursos públicos? Ensayemos algunas respuestas: la presidencia de López Obrador se constituirá en el principal punto político de referencia en todo el ámbito de las políticas públicas en el país. Habrá una propuesta de política económica, para relaciones exteriores, de educación y para cada uno de los campos de acción del gobierno federal. Esto obrará como un polo alternativo, frente a una administración que, a pesar de cualquier voluntad en contra, mantendrá una línea de continuidad con todos los vicios de la presente.

Felipe Calderón ejercerá las funciones de gobierno. Cobrará nuestros impuestos y administrará los recursos del Estado y a esto, todos tenemos que atenernos. Los que son funcionarios públicos y los particulares. Ello no puede evitarse si no es en el marco de una guerra civil que, creo, nadie quisiera provocar en México. Sin embargo, sus títulos legales no serán suficientes, a lo largo del sexenio, para dotarlo de legitimidad. Todo parece indicar que no se repetirá aquí 1988, cuando Carlos Salinas de Gortari pudo beneficiarse con la complicidad del PAN, quien lo cubrió con el manto que le diera legalidad y encubriera el fraude merced al cual asumió la Presidencia de la República.

Así, después del 1 de diciembre, para gran pesar de los que apresuradamente dan por liquidado el movimiento que sostuvo la candidatura de López Obrador, en el país, sin duda alguna, continuará la disputa por el rumbo de la nación en cada metro del espacio social. No en balde están planteados abiertamente dos concepciones: educación laica vs educación confesional, soberanía vs entreguismo, libertad sindical vs corporativismo, justicia social vs desigualdad, honestidad vs corrupción, control de los oligopolios vs manos libres a la oligarquía. Estos son los términos.
http://diario.com.mx/nota.asp?notaid=bf855ed724e2f95accaa6f1a59768e38

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