Wednesday, November 29, 2006
Formato de impresión patrocinado por
--------------------------------------------------------------------------------
Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
El Universal
Miércoles 29 de noviembre de 2006
Se impusieron los duros
La crisis que estalló ayer en la Cámara de Diputados con el vergonzoso espectáculo de la toma violenta de la tribuna por las fracciones del PAN y el PRD canceló cualquier posibilidad de diálogo y entendimiento. La toma de protesta de Felipe Calderón está hoy en duda y fracasaron los intentos por lograr un acuerdo de civilidad. En síntesis: los radicales del panismo y del perredismo tomaron el control de sus bancadas, impusieron la violencia y derrotaron a los moderados que buscaban un pacto político.
En el PRD los derrotados son los dirigentes de la corriente Nueva Izquierda, que terminaron por ser rebasados por los lopezobradoristas radicales, en su afán de pactar con el panismo que se respetaran sus protestas el 1 de diciembre en el recinto, a cambio de no obstaculizar el juramento consitucional de Calderón.
Los Chuchos , encabezados por Jesús Ortega y Carlos Navarrete , perdieron no sólo la posibilidad de evitar un desgaste mayor a la imagen social del PRD, sino que además fracasaron en el intento por replegar al lopezobradorismo y, a partir de esta negociación, confirmar su supremacía y comenzar el asalto para controlar la dirigencia nacional del partido con miras al proyecto político que ya tienen listo para hacer de Jesús Ortega el candidato presidencial del PRD en el 2012.
Del lado del PAN, la derrota es compartida por el equipo de Felipe Calderón y por el coordinador de los senadores, Santiago Creel, que había asumido la promoción y negociación de un acuerdo político con el PRD. Creel era el contacto a través del cual Carlos Abascal y los operadores políticos de Calderón les hicieron varios ofrecimientos a los dirigentes de Nueva Izquierda -entre ellos promover la inasistencia del presidente Fox-, a cambio de que no impidieran la toma de protesta ni tomaran la tribuna.
Hoy, a juzgar por la imagen con que amaneció el recinto de San Lázaro, no queda espacio para la negociación. La línea de los duros se ha impuesto y anoche en las cúpulas del PRD se ordenaba a sus diputados no abandonar la tribuna hasta el 2 de diciembre, mientras que en el PAN los radicales también imponían la decisión de quedarse ahí y no ceder el espacio a los perredistas.
La pregunta, entonces, es: ¿qué ocurrirá con la ceremonia del 1 de diciembre? Y anoche surgían alternativas. El PRI, el gran ganador de la irracional confrontación, propone una sede alterna para que Calderón rinda protesta y pide que no asista el presidente Fox.
Pero la propuesta priísta parece incompleta. Más que una sede alterna se requeriría una sede distante del DF, porque el 1 de diciembre Andrés Manuel López Obrador está convocando a una marcha a sus seguidores y, según sus cálculos, planean reunir a unas 20 mil personas en el Zócalo para de ahí movilizarlas a cualquier sede alterna donde se intentará tomar el juramento al Presidente. No habría cerco policiaco que resistiera una movilización de esa magnitud ni tiempo para preparar un operativo de protección a una sede alterna.
Si lo que se quiere es evitar un choque sangriento y garantizar la ceremonia constitucional, tendría que trasladarse el acto de toma de protesta a una ciudad distinta y lejana del Distrito Federal que, por donde se le vea, es territorio hostil para Calderón y en cualquier recinto que se improvisara en la capital se correrían graves riesgos de seguridad.
Por lo pronto, mientras se toman decisiones que pueden ser históricas, es claro que al PAN y al PRD los reventaron sus alas radicales. Y en medio de la radicalización, mientras azules y amarillos pierden y nos hacen perder a todos, están los habilidosos políticos del PRI, que sabotearon y torpedearon los acercamientos y el diálogo entre panistas y perredistas, y hoy intentan aparecer como los moderados de centro que necesita el país.
Ayer Felipe Calderón nombró, a pesar de todas las críticas y cuestionamientos, a Francisco Ramírez Acuña como su secretario de Gobernación. El flamante operador del próximo gobierno tiene ya su primer desafío: o demuestra que sus críticos y detractores se equivocaron, o la crisis ahondará la debilidad de la nueva Presidencia.
© 2006 Copyright El Universal-El Universal Online
--------------------------------------------------------------------------------
Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
El Universal
Miércoles 29 de noviembre de 2006
Se impusieron los duros
La crisis que estalló ayer en la Cámara de Diputados con el vergonzoso espectáculo de la toma violenta de la tribuna por las fracciones del PAN y el PRD canceló cualquier posibilidad de diálogo y entendimiento. La toma de protesta de Felipe Calderón está hoy en duda y fracasaron los intentos por lograr un acuerdo de civilidad. En síntesis: los radicales del panismo y del perredismo tomaron el control de sus bancadas, impusieron la violencia y derrotaron a los moderados que buscaban un pacto político.
En el PRD los derrotados son los dirigentes de la corriente Nueva Izquierda, que terminaron por ser rebasados por los lopezobradoristas radicales, en su afán de pactar con el panismo que se respetaran sus protestas el 1 de diciembre en el recinto, a cambio de no obstaculizar el juramento consitucional de Calderón.
Los Chuchos , encabezados por Jesús Ortega y Carlos Navarrete , perdieron no sólo la posibilidad de evitar un desgaste mayor a la imagen social del PRD, sino que además fracasaron en el intento por replegar al lopezobradorismo y, a partir de esta negociación, confirmar su supremacía y comenzar el asalto para controlar la dirigencia nacional del partido con miras al proyecto político que ya tienen listo para hacer de Jesús Ortega el candidato presidencial del PRD en el 2012.
Del lado del PAN, la derrota es compartida por el equipo de Felipe Calderón y por el coordinador de los senadores, Santiago Creel, que había asumido la promoción y negociación de un acuerdo político con el PRD. Creel era el contacto a través del cual Carlos Abascal y los operadores políticos de Calderón les hicieron varios ofrecimientos a los dirigentes de Nueva Izquierda -entre ellos promover la inasistencia del presidente Fox-, a cambio de que no impidieran la toma de protesta ni tomaran la tribuna.
Hoy, a juzgar por la imagen con que amaneció el recinto de San Lázaro, no queda espacio para la negociación. La línea de los duros se ha impuesto y anoche en las cúpulas del PRD se ordenaba a sus diputados no abandonar la tribuna hasta el 2 de diciembre, mientras que en el PAN los radicales también imponían la decisión de quedarse ahí y no ceder el espacio a los perredistas.
La pregunta, entonces, es: ¿qué ocurrirá con la ceremonia del 1 de diciembre? Y anoche surgían alternativas. El PRI, el gran ganador de la irracional confrontación, propone una sede alterna para que Calderón rinda protesta y pide que no asista el presidente Fox.
Pero la propuesta priísta parece incompleta. Más que una sede alterna se requeriría una sede distante del DF, porque el 1 de diciembre Andrés Manuel López Obrador está convocando a una marcha a sus seguidores y, según sus cálculos, planean reunir a unas 20 mil personas en el Zócalo para de ahí movilizarlas a cualquier sede alterna donde se intentará tomar el juramento al Presidente. No habría cerco policiaco que resistiera una movilización de esa magnitud ni tiempo para preparar un operativo de protección a una sede alterna.
Si lo que se quiere es evitar un choque sangriento y garantizar la ceremonia constitucional, tendría que trasladarse el acto de toma de protesta a una ciudad distinta y lejana del Distrito Federal que, por donde se le vea, es territorio hostil para Calderón y en cualquier recinto que se improvisara en la capital se correrían graves riesgos de seguridad.
Por lo pronto, mientras se toman decisiones que pueden ser históricas, es claro que al PAN y al PRD los reventaron sus alas radicales. Y en medio de la radicalización, mientras azules y amarillos pierden y nos hacen perder a todos, están los habilidosos políticos del PRI, que sabotearon y torpedearon los acercamientos y el diálogo entre panistas y perredistas, y hoy intentan aparecer como los moderados de centro que necesita el país.
Ayer Felipe Calderón nombró, a pesar de todas las críticas y cuestionamientos, a Francisco Ramírez Acuña como su secretario de Gobernación. El flamante operador del próximo gobierno tiene ya su primer desafío: o demuestra que sus críticos y detractores se equivocaron, o la crisis ahondará la debilidad de la nueva Presidencia.
© 2006 Copyright El Universal-El Universal Online